El titiritero de Banfield
Ayer mi Clarita encontró en medio de mi desorden una pequeña foto de Segio Mercurio, El titiritero de Banfield, era un pedacito de foto que quedó de una entrada o boleto para ver uno de sus espectáculos. Se parece a esta foto que encontré en la página web de Sergio: http://www.eltitiritero.com.ar/ . Me cautivó como Clarita se enamoró de Boby, el títere que miran en la foto, Boby es entrañablemente bello, yo lo he visto miles de veces en sus presentaciones aquí en Quito, creo que no me he perdido ninguna, y he reído con él y llorado con él y con todos sus títeres amigos. Lo extraño y lindo ha sido que Clarita se cautivó mirándolo y secuestró la foto y la tiene junto a su almohada para dormir, dándole un besito en la noche. Cuando tengamos la suerte de ver a Sergio Mercurio otra vez por Quito, iremos con Clarita y ojalá podamos abrazar en vivo a Boby.
Son títeres para adultos, con un fondo increíble de poesía, de vida, de reflexión, es el mejor titiritero que he visto en mi vida. Le hago un sencillo homenaje en mi blog, les dejo su blog también por si lo quieren visitar y ojalá tengan la suerte de que vaya por sus cuidades y países este mago de la vida y del camino. http://eltitiritero.blogspot.com/ Un trocito de la presentación de su obra:
SERGIO — Cuando yo era un pibe
vivía en un barrio
que sobrevivía a la inminencia
del asfalto.
Por la lluvia
en el patio de mi casa
solía congregarse una generación de sapos
que yo había bautizado
con diferentes nombres
junto a mi abuela.
Ese Banfield de barro y zanja
era un barrio de pibes
que robaban fruta
escapando de la brutalidad
de un tano.
Era un barrio de mocosos sucios que trepaban
al camión del sifonero
y viajaban gratis casi dos cuadras.
Yo miraba esto con ojos absortos
quizás porque mis padres
que soñaban otra infancia
para ese pibe que tenían
no dejaron que forme parte de esa imaginería
y fui
demasiado adulto para la fantasía.
Crecí en aquellos años
en que en mi país la prohibición
potenció el deseo
y como todos
fui acumulando un montón de sueños
y de heridas.
Pero un día no muy lejano descubrí
que esos sueños
podían curármelas.
Fue así que empecé
mi camino.
Y hoy mientras tanto
creo más que nunca
que los títeres
tienen vida
Sergio Mercurio®
Comentarios
Besos
Besitos y hasta un nuevo posteo,
Flor
Gracias por compartir al maestro con nosotros Lalita.
Abrazo gordo,
E.