un delicioso baño
El polvo vino cada día posándose sobre estos tiernos personajes, el polvo no pide permiso para colarse por todo lado, como se cuelan muchas cosas en la vida. Pero todo tiene derecho a renovarse y a estos pequeños les llegó su turno. Cuando miré esta escena en el patio de la casa donde vivo no pude contenerme y les tomé una foto, qué divertidos se ven. Lo malo fue que la almohadita preferida donde duerme cada noche mi Clarita (regalo de Jose) demoró en secarse y tuve serios problemas por la noche, llantos inconsolables... el afecto a lo cotidiano se vuelve entrañable. Recordé que de niña tenía una almohadita sencilla, no tenía nada de especial, pero la amaba, tanto que mi mamá decidió esconderla porque no me movía a ningún lugar sin ella y lloraba si no la tenía cerca. Cuánto hubiera querido tener a esa almohadita siempre. Ahora ya han pasado miles de años de eso... la nostalgia me ha hecho derramar unas lagrimitas. Los niños son tan sabios, ojalá en el mundo nunca existan niños tristes.
Un delicioso baño al mundo le sentaría muy bien.
Comentarios
Si ellos gobernaran, el mundo sería más bello.
Niño que habitas en mí no te me vayas nunca.
Abrazos,
lali
Qué lindo post :P